Sobre la ganadería intensiva, el abuso de los antibióticos, y la aparición de las superbacterias

Interior de la granja Fair Oaks, la más grande de Estados Unidos, con 30.000 vacas lecheras. (Fair Oaks)

No podemos abordar el cambio climático sin pararnos a pensar en la forma en que comemos.

Por Luis Domenech / Julio 2, 2021

Nuestro consumo de carne de cerdo, ternera, y sobre todo de pollo, se ha disparado en las últimas décadas. La ganadería es un negocio hambriento de tierras y por ello se están despejando vastas extensiones de selva tropical en la Amazonía y de sabana para criar ganado y cultivar la soja necesaria para alimentar al ganado.

La mitad de toda la tierra habitable se utiliza ahora para la agricultura y la ganadería, y los alimentos representan ahora más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el hombre. La agricultura ha transformado nuestro medio ambiente y lo está dañando de forma preocupante.

Debido a las condiciones de hacinamiento en las que ahora se crían cerdos y pollos, el uso de antibióticos se ha generalizado. A medida que aumenta la demanda de carne y la agricultura intensiva se expande a nivel mundial, existe el riesgo de que los agricultores dependan aún más de la medicación de su ganado, y no para curar sus enfermedades precisamente, ... sino para prevenirlas, lo que es aún mas grave . Los casos de infecciones por superbacterias en humanos, ahora también se ven en  los animales
 , lo que representa una amenaza creciente para el futuro de nuestra especie.

El gran desafío de la industria alimentaria es poder alimentar al mundo, pero sin destruirlo, ya sea por culpa de un cambio climático desastroso o abriendo la puerta a la aparición de microbios ultraresistentes que no pueden tratarse por falta de antimicrobianos eficientes contra ellos.

Desde el año 2016, las organizaciones internacionales vienen informado sobre el crecimiento de la agricultura intensiva y su impacto devastador. 

Desde las oscuras cadenas de suministro que ocultan la verdadera escala del daño ambiental que se esconde detrás de los alimentos que llenan los estantes de nuestros supermercados, hasta la formulación de políticas descoordinadas que no está abordando las amenazas globales inminentes. Todo son trabas que obstaculizan la solución de los  grandes problemas.


Como pone de manifiesto un reciente informe, se ha descubierto cómo algunas de las empresas de alimentos más grandes del mundo compraron soja a empresas que fueron suministradas por un agricultor multado y sancionado varias veces después de destruir franjas de selva tropical. De la misma forma que existen informes que  también señalan un aumento en el uso de antibióticos considerados críticos para la salud humana en las granjas de cerdos que abastecen a los supermercados de europeos.

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